El secreto de la vida –dijo- es llegar ser muy, pero que muy bueno en algo que
resulte muy difícil de hacer.
No hace mucho tiempo
decidí intentar descubrir el secreto de la vida pero me entretuve viendo un
niño volar sobre una tortuga pero lo vi
tan feliz que no me preocupé y mi viejo amigo Roald me contó el motivo
de tal vuelo, a aquel niño podríamos considerarlo de los primeros ecologistas y
defensores de los animales.
Roald me siguió contando
muchas más historias, algunas verídicas y otras autobiográficas pero todas
ellas apasionantes y me prometió que quizás en alguna de ellas encontraría el
secreto de la vida y que quizás me lo diera el pillo más pillo que me
encontrara en una autopista cuando sea una conocida escritora.
Me contó que en sus
historias la bondad siempre ganaría ante la crueldad y la maldad y que los
culpables recibirán su merecido castigo, resolviendo sus historias con un final
mágico para resolver los problemas cotidianos.
Como me puse tan contenta
llamé a todos mis amigos para que compartieran las historias de Roald conmigo
pero no a todos les gustó porque ya lo conocían de antes, pero a otros nos
encantó.
Cuando terminamos de
compartir esa maravillosa cena y tertulia con Roald nos despedimos con los ojos
llenos de sonrisas y con un poquito más de conocimiento, pero seguimos sin
saber el secreto de la vida, tal vez eso sea lo divertido vivir descubriendo la vida.
Agradecimientos a :
Roald Dahl por sus historias.
Toñi por ser una anfitriona
perfecta.
Juan Ernesto por ser el veterano
del taller.
Jose Carlos y Pedro por ser
también nuestros chicos.
Cariño por ser tan cariñosa.
Macu por regresar para decir
hasta luego.
Lindy por su valentía y
tenacidad.
y a todas las demás por ser tan divertidas.
26 de Septiembre de 2012.
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